Rome Total War Alexander. Ejércitos iniciales
Fig 1. Nada más comenzar la campaña ya tenemos para calentarnos la cabeza durante bastante tiempo aunque en principio observamos que aparte de algunas tropas acuarteladas, sobre el mapa de batalla disponemos de tres ejércitos.
¡¡Parmenio!! ¿Dónde coño vas, so joio por culo? ¡¡Parmenio!!...
Nada, que no se entera.
Y esto sin contar con las cuantiosas tropas que suponemos están en el interior de la región deseando incar el diente al primero que se le ocurra darse un baño de pies en sus playas. Si jugamos por primera vez a esta expansión lo más lógico que hubiera hecho cualquiera es retirar este ejército, embarcarlo de nuevo, y enviarlo a conquistar Bizancio, que dispone de pocas tropas en su guarnición. Luego lanzaríamos las tropas de Alejandro a conquistar Epidammos. Es lo que yo hice la primera vez, y estratégicamente creo que es lo correcto.
La táctica que yo seguiría normalmente antes de adentrarme en la zona persa sería hacerme con todas las provincias que amenazan en mi propia orilla, reforzar las defensas y crear una poderosa flota que sea capaz de llevar a buen término los siguientes puntos:
-Eliminar toda presencia hostil en las zonas marítimas que impidan un desembarco enemigo en nuestras costas.
-Bloquear todos los puertos contrarios para mermar su capacidad económica.
-Facilitar y asegurar el transporte de ejércitos de tierra a las ciudades costeras enemigas, que serían las primeras en conquistar al otro lado. Además de ser una táctica militar correcta también nos beneficia poderosamente ya que el comercio marítimo en este juego deja mucho más margen de beneficios que el terrestre.
-Una vez conquistado todos los puertos licenciaríamos gran parte de esta armada y la restante la situaríamos estratégicamente para mantener a raya a barcos rebeldes. Estos barcos rebeldes o especie de piratas, al no necesitar de puertos aparecen cuando menos te lo esperas y pueden darnos más de un disgusto si no tomamos las medidas necesarias.
-También pondría a trabajar a tope a los espías. Son como la central de información o torres de vigilancia móviles, y me permitiría conocer la situación del terreno para lanzar incursiones y ataques por sorpresa a pequeños ejércitos ó enclaves desprotegios. Estos ataques son parecidos a los que realizaban los Comandos, ya que a veces puede que tengamos qsue realizar una retirada, así que tras hacernos con el enclave enemigo, cogemos el botín, destruímos los edificios que creamos oportuno, sobre todo los militares, y huímos. ¡Información, información!
Pero después de conocer algo mejor este juego y sus posibilidades, y aún siguiendo básicamente la estrategia comentada, dejaremos al valiente Parmenio ahí donde está, y variaremos notablemente las tácticas comentadas. Tenemos que tener en cuenta que disponemos de sólo cien turnos para conseguir nuestros objetivos y si nuestro Parmenio realizara alguna gesta valiosa nos colocaría de entrada en una posición extraordinaria. Hacernos con Halicarnaso en los primeros turnos sería sensacional ya que dispone de una Maravilla. El imperio que controla estos monumentos tiene grandes bonificaciones en la administración de sus ciudades. Por ejemplo, si ahora mismo pasara Halicarnaso a nuestro imperio, desaparecería inmediatamente la sublevación actual que tenemos en nuestra ciudad de Esparta.
¿Qué por qué? Pues porque los honrosos ciudadanos de este mundo somos así. Nos pueden tener de mierda hasta el cuello y protestar por ello, pero si nuestro equipo de fútbol gana el partido del domingo protestaremos menos. No digamos si la selección gana el mundial. En el momento que los espartanos se enteren que el glorioso ejército de Alejandro ha conquistado la ciudad de Halicarnaso y con ella su impresionante y maravilloso Mausoleo gritaran todos ¡Viva la inmundicia, viva el hambre, vivan los impuestos. Eso, eso, que nos suban los impuestos, viva, viva!
Eso es lo que veremos en el siguiente capítulo, el estado de nuestras finanzas y enclaves, porque antes de realizar desplazamiento militar alguno debemos echar un vistazo a la situación económica y al estado de nuestras regiones, por si nos vemos obligados a licenciar alguna tropa para sanear nuestra economía ó enviarlos a sofocar alguna que otra rebelión. Los espartanos están en el punto de mira.
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