miércoles, 27 de junio de 2007

Rome Total War Alexander. Espías





Informar antes de Asaltar

La estrategia que he seguido hasta este momento también está basada en los edificios que hay construídos en la zona de conflicto. Si nos fijamos en nuestros enclaves, nos daremos cuenta que podemos reclutar Hoplitas en ellos, pero no Falanges. ¿Qué significa esto? Pues que si sufrimos bajas en nuestros territorios podremos recuperar y completar tropas de Hoplitas, pero no de Falanges.

Antes de asaltar cualquier enclave enemigo es conveniente, muy convenietne, obtener información sobre él. Al hacer doble clic en Halicarnaso nos sale cierta información, que aunque breve también es valiosísima.

Imaginemos que tenemos dos enclaves enemigos muy cerca, pero que no sabemos cual de ellos asaltar primero, y que nuestras tropas están compuesta de Falanges. Si abrimos el Pergamino de uno de nuestros enclaves y hacemos clic en el icono de Explorador de Edificios sabremos que tipo de edificio es necesario para reclutar Falanges. Este edificio se llama Cuartel de la Ciudad.


Completar Bajas

Lo importante de esta estrategia inicial es que nuestras tropas se recuperen lo antes posible de las bajas sufridas, y no tener que esperar a la construcción de los edificos necesarios, ya que si recibimos un ataque tras otro, nos haran polvo lentamente. Para colmo, puede que también nos enfrentemos a a los problemas internos del enclave, que con sus revueltas tambíen disminuiran el número de nuestras tropas poco a poco y puede que al final nos heche el ejército que creen los revoltosos.

Si observamos de nuevo el Pergamino de Hailicarnaso nos daremos cuenta que posee el edifico militar que nos interesa para completar nuestras falanges después del enfrentamiento. Se llama Cuartel de la Ciudad, y logicamente los persas instruyen en ellos a su infantería, entre otros, los famosos Inmortales. Nada más que el enclave pase a nuestras manos, podemos instruir las nuestras, como las que nos interesasn, nuestras falanges.

Eso es en el tema militar, pero también debemos observar otros detalles de los enclaves enemigos antes de asaltarlos. Lo malo es que no aparece toda la información, y es aquí donde actúan nuestros espías.


Espías

En el primer turno de esta campaña ordenamos la instrucción de un Espía en Esparta. Sólo tenemos que hacer doble clic en este enclave y abrir la Pestaña de Agentes. Se llama Deinocrato de Gela y está esperando ordenes. Tiene mandanga el nombrecito.

Como cualquier unidad a nuestro servicio, el espía también tiene su límite de desplazamiento por turno. Si queremos aprovechar al máximo esta zona de desplazamiento debemos acercarlo a nuestra orilla más cercana a tierras persas y acercarle la flota, encargada del viaje.

Una vez que lo hemos desembarcado situamos el cursor sobre Halicarnaso y se nos informará que tenemos 75% de posibilidades de que salga bien esta misión. Si ocurre lo contrario, lo detectaran y pueden acabar con él. Para que esto no ocurra ese porcentaje tiene que estar en un 100%. ¿Cómo conseguirlo?

El espía adquirirá experiencia a medida que le asignemos misiones y ese porcentaje irá aumentando poco a poco hasta hacerlo todo un profesional. Primero hay que darle misiones fáciles, como espiar a diplomáticos ó ejércitos rebeldes y luego lanzarlo a aventuras más difíciles. Sólo en casos de urgencia, como en éste, debemos arriesgar su vida. Ordenamos a nuestro Deinocrato que entre en la Ciudad, a ver que ocurre.

Ha tenido suerte, y concluye con éxito lo ordenado. Nos aparece inmediatamente información más detallada de Halicarnaso.


Detalles del Enclave Enemigo

De las secciones que muestra el pergamino de Halicarnaso, las que creo más importantes en estos momentos son:

-Edificos Construídos: necesitamos un Cuartel de la Ciudad para recomporner nuestras tropas tras el enfrentamiento.
-Guarnición: Conocer las tropas enemigas.
-Orden Público: Si el enclave tuviera un orden público muy bajo tal vez tuvieramos que traer algún general con buena influencia para estabilizar a los agitadores. También nos orientará sobre qué hacer cuando conquistamos el enclave, si lo Ocupamos, si Esclavizamos a la Plebe ó si la Exterminamos. Por ejemplo si Ocupamos un enclave con desordenes públicos seguiremos teniendo esos desordenes. Habría que sumarle a esto la agitación que provoca nuestra conquista. Sin embargo, si la Esclavizamos disminuyen los problemas al repartir parte de la población entre nuestros otros enclaves y si la Exterminamos nos quitamos totalmente de problemas, ya que si no hay pobladores no hay agitación, ni inmundicia, etc.


-Turnos de Resistencia: los turnos que Halicarnaso puede aguantar el asedio. Esto también es importante, ya que no es necesario asaltar el enclave para hacernos con él. Como lo tenemos sitiado, a veces, es mejor esperar a que sus habitantes y tropas sucumban por el hambre. Si en el transcurso de esos turnos de resistencia su guarnición no nos ataca para repeler el asedio, el enclave será nuestro sin causarnos baja alguna.
-Por último y una de la más importantes: las probabilidades que hay de que nuestro propio espía pueda abrirnos las puertas. ¿Qué significa esto? Que cuando asaltemos el enclave, puede que nos lo encontremos con las puertas de sus murallas abiertas y no necesitemos maquinaria de asedio para entrar en él. Esto sería estupendo ya que lo apropiado sería poder dividir y repartir al enemigo en el interior del enclave, para que los nuestros tengan más facilidades para entrar. Cuando las puertas están abiertas, el enemigo sitúa tropas en cada una de ellas. En este caso y dada la poca experiencia de nuestro espía, será difícil que esto ocurra, pero nunca se sabe.


Otras Cualidades de los Espías

-Obtienen información de tropas y unidades rivales.
-Si lo situamos en un enclave enemigo, también crean agitación y malestar entre sus habitantes. Esto significa que el enemigo también pueden hacer los mismo con nosotros. A veces, tenemos agitación en nuestras poblaciones y no sabemos a que se debe, pues ya sabéis, posiblemente tengamos un espía enemigo adquiriendo información y dando por culo a nuestros habitantes.
-Hacen labores de contraespionaje detectando a otros espías, que si no fuera por ellos, serían invisibles. De este modo, si tenemos un espía en cada uno de nuestros enclaves, bajaran las posibilidades de asesinato de nuestros generales y de saboteajes en nuestros edificios.
-Mantienen a raya a los agitadores de nuestras poblaciones, por lo que ayudan a mantener el orden público.
-Son como torres de vigilancia móviles que iluminaran el mapa.



Asaltar Halicarnaso

Vamos hacia el asedio de Halicarnaso con la seguridad de que nuestras tropas se recuperaran de las bajas sufridas lo antes posible. En nuestras regiones no lo hubieramos podido hacer, pero observamos que se ha corrido la voz de alarma y junto a Halicarnaso se ha establecido un nuevo ejército para su defensa. Hemos de contemplar la posibilidad de que ese segundo ejército se meta también en el enclave, y entonces nos costaría mucho trabajo asaltarlo. En algunas ocasiones tenemos que arriesgar, y esta es una de ellas.

Lo echaremos a suerte. Si nuestro espía realiza bien su labor aparecerá en el pergamino de asalto un icono con unas puertas abiertas. De este modo no haría falta maquinaria de asedio para atacar el enclave, por lo que podríamos entablar batalla ya, y tendríamos que enfrentarnos sólo con el ejército que lo defiende, y no con los dos a la vez en el siguiente turno. Sería fabuloso que haya pasado dos turnos solamente y podrámos hacernos con esta gran ciudad. Así que a la carga.

Asaltamos pero comprobamos que en esta ocasión no ha caído la breva. Las puertas permanecen cerradas. A pesar de estar rodeado, decido seguir con el asedio, y ordeno la construcción de Escalas y Torres de Asedio. En el siguiente turno, los persas posiblemente quieran desquitarse de la batalla anterior y nos pidan la revancha.


Sólo nos queda darle al icono en forma de reloj de arena. Veremos a ver que pasa. Este Parmenio tiene mandanga, coño. Mira que se lo dije.

¡Parmeniooooooo! Vaya la que has liado, hijo. Ahora tenemos que sacarte las castañas del fuego, y esta vez de un fuego cruzado.

¡So mamón!

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